martes, 29 de julio de 2008

Alegría


Hoy, he vuelto a hablar con las paredes de la ofuscación.
Inertes e indecisas, continuaron ahí. Resistentes, ellas... ¡cómo iban a desmoronarse ellas! Ellas, las que reviven, las que confunden, las que absorben.
Las que atraen a los vivos convirtiendoles en noyés, en ahogados.
Pues son aquellos exhautos que piden a la vida otro soplo de aire fresco... porque los suyos ya, simplemente, fueron.
Almas lastimeras que acunan, sonríen y lloran. Piden, callan... y mueren, poquito a poco, con cada chispita de su alegría tiznada.


Muerte por Vida

4 comentarios:

Irina. dijo...

¿No tienes una piqueta? Lo bueno de que las paredes sean inmóviles es que no pueden huír cuando las derribas a picotazos o, al menos, perforas algún agujerillo para que se cuele el aire. Siempre hay algo bueno dentro de lo malo, incluso cuando se trata de derribar muros metafóricos.

Regresé por unos días a Madrid pero vuelvo a marcharme prontito porque hace más calor que en el mismo infierno, je,jje..

Olvídate de los muros y únete a la alegría los días que quedan de verano.

Un abrazote.

Muerte por vida dijo...

Mmm... fíjate, lo de la piqueta parece buena idea. Intentaré buscarla por ahí, quizás con suerte encuentre algo.

Me encanta verte por aquí de nuevo, ya te echaba yo de menos.

Un besazo

PARANOICO ILUSIONISTA dijo...

Simpre hay otro lado mas allá de las paredes, de los muros que limitan vidas, de esas paredes de rutina y simpleza que intentan encerrarnos de por vida.
Se que nunca caerás en ella.

Besos lokos

Ana C.H. dijo...

¿Por qué no continúas escribiendo? (: