sábado, 7 de marzo de 2009

Cálida ruina



A mi vista,
los gritos de la consciencia
dividen en dos las personalidades
y felices
las torturan,
rozan
y arrancan.

En la primera,
el mundo torna en danza.
Máscaras invisibles
guardan el rojo huracán
que siempre estalla
(el corazón de la batalla)
y la música,
siempre presente,
lleva los vestigios
de una dulce realidad amarga

En la segunda
las cálidas ruinas
acogen la voz inusitada.
La triste brisa
arrastra la paciencia
con su amiga la razón,
y juntas,
crean una chispa
un suspiro
un beso
una caricia
(las trincheras del silencio)

Puta vida, que juega con pistolas de tormento.

Muerte por vida