jueves, 18 de agosto de 2011

Eternidad

El eterno ídolo, Auguste Rodin

Se juran amor eterno. Le acaricia con ternura, suavemente, recorriendo la sinuosidad de su cuerpo, deslizando la mano por su vientre, sus senos, se detiene en su rostro. Ella sonríe y se deja hacer.
Con una mirada, recorre el cuerpo entero.
- Belleza, le dice.
Y una lágrima cae sobre la almohada.
Él la abraza. La protege, le aprieta contra su pecho, cierra los ojos.
- Cariño.
- Vida.
Dos lágrimas más.
- Lo único en lo que creo
Un gemido.
- Lo único que puedo querer
Un llanto.
- Lo imposible de olvidar
Un sollozo
- Te quiero.
Silencio.

Ojalá el tiempo se parase. Le besa. Besa como nunca antes había besado. Besa con amor, con pasión. Y en un beso se funde todo: gritos, susurros, verguenzas, sonrisas, risas, lágrimas, palabras de amor, y amor. Amor.

Vida