martes, 29 de julio de 2008

Alegría


Hoy, he vuelto a hablar con las paredes de la ofuscación.
Inertes e indecisas, continuaron ahí. Resistentes, ellas... ¡cómo iban a desmoronarse ellas! Ellas, las que reviven, las que confunden, las que absorben.
Las que atraen a los vivos convirtiendoles en noyés, en ahogados.
Pues son aquellos exhautos que piden a la vida otro soplo de aire fresco... porque los suyos ya, simplemente, fueron.
Almas lastimeras que acunan, sonríen y lloran. Piden, callan... y mueren, poquito a poco, con cada chispita de su alegría tiznada.


Muerte por Vida