Ese instante. Esa milésima
de segundo donde se produce la magia. El momento en que introduces la mano en
mi pecho. Nos olemos, nos respiramos, nos amamos. Esa maravilla de instante, en
el que dos almas se funden en una. Cuando nada puede mover la magia y sólo una
palabra entra en juego: gracias.
No puede ser que vuelvas de
nuevo a mi, vida. Como un huracán arrasando destinos, como una peonza al borde
del precipicio, aquí estoy. Preparada para caer en el abismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario